Ayer tuvimos nuestra última reunión del año,
con buenos momentos, risas y algún que otro licor de almendras sin alcohol, un
brindis por el año que se ha ido y el que vendrá lleno de magia, pero no de
salón o de consultorio de videntes que no dan ni una (como las predicciones del
año pasado de los asistentes a la cena del 2011 y que abrimos este año), sino
de magia de verdad que es la que hace posible, gracias a la fuerza y voluntad
de todos (con mayor o menor participación) que hallamos cumplido este mes nuestro segundo aniversario.
Dos años de tertulias sin faltar una sola semana.
Y es que puede que nos olvidemos de eso a
veces, de que cierta cantidad de gente nos reunimos un día a la semana durante todo un año para
hablar, pensar e intentar, no solo compartir inquietudes, sino buscar más allá
de nuestra visión algo de verdad en el mundo que nos rodea, algo que hasta hace
unos años era impensable en una ciudad como El Puerto o en una provincia como
Cádiz, y sobre todo en unos temas tan dados al egocentrismo como son el mundo
del misterio y la creencia, donde cada cual quiere ser el centro de atención clamando su
propia verdad y todo aquel que la contradiga está equivocado.
Sin duda hay que tener muy claro el querer
llegar realmente a algo para seguir asistiendo a nuestras tertulias tanto
tiempo, donde no solo hemos ido aprendiendo a que no importan tanto las
palabras sino lo que hay detrás de ellas, donde hemos dejado claro que pese a
nuestras diferencias ideológicas al final lo que nos une es mucho más
importante que lo que a la mayoría separa. Como hace poco comenté, hay mucha filosofía, amor por el conocimiento,
en nuestras reuniones, pero quizás lo que nos define o hace únicos no sea otra
cosa que eso que tanto repito, somos un grupo de amigos que comparten una
inquietud que va más allá del mero ocio.
Y al final eso que nos define es lo que
realmente somos, más allá de los trabajos de campo, excursiones o del estudio o
investigación, más allá de las discusiones más o menos acaloradas o sobre los
datos que existan, más allá del sano escepticismo o de la sana creencia, porque
sin ese lazo de amistad que hemos ido creando, donde cada cual es consciente de
no ser el centro de todo y de que aquello que buscamos es mucho más grande e
importante que nuestro ego, no sería posible haber estado reuniéndonos dos años
ya.
Durante este tiempo, desgraciadamente, hemos
sufrido bajas de amigos en nuestras reuniones por diferentes motivos, pero también
hemos tenido la suerte de que ha habido gente nueva que ha ido llegando,
algunos para quedarse y otros… pues que no han encontrado en nosotros lo que
esperaban realmente (y es que aquí ninguno vende libros ni quiere ser profeta, ni mucho menos seguir a ninguno), quizás porque no han podido ver más allá de la apariencia y
adentrarse en la magia que se crea cuando, pese a que cada uno de nosotros
tenga un camino diferente, al final
todos tenemos bien claro dónde está la
meta, pues no hace falta que todos pensemos igual para tener puntos en común, mientras la verdad que busquemos sea más importante que nuestra limitada visión del mundo.
Quiero aprovechar desde aquí y agradecer a
todos vuestra participación en esta idea que aunque surgió hace dos años, lleva
mucho tiempo ya puesta en marcha dentro de cada uno de nosotros, quizás desde
que nos preguntamos por primera vez si estábamos solos en el universo mirando
las estrellas, o quizás desde que descubrimos que no lo estábamos mirando mucho
más cerca, porque al final puede que no lleguemos a algún acuerdo sobre ciertos
misterios o creencias, pero sin duda, cada día estamos más de acuerdo todos, en
que lo que realmente nos define no son nuestras ideas sino nuestra calidad como
personas.
No sabemos si la verdad está ahí fuera, pero
seguimos disfrutando, un año más, hablando de ella.
Feliz año nuevo, de corazón, a todos.