Ayer terminó el mundo, el que conocíamos, no de una forma
catastrófica, sino de la forma más sutil imaginable, sin apenas repercusión
para la sociedad actual, siendo un detalle pintoresco más en los medios de
comunicación u otra maniobra de marketing de ventas a las que estamos tan acostumbrados ya, pero lo cierto es que
terminó, porque viendo como van las cosas de un tiempo acá, nos venía bien
ponerle fecha de caducidad, con la idea de que al hacerlo, se crease un
despertar hacia el cambio, un cambio quizás, con demasiadas interpretaciones
libres que no ha hecho otra cosa sino confundir tanto que ha sido tomado en su mayoría como mera palabrería.
Aunque
eso no lo convierta en menos necesario.
Hoy, tenemos dos opciones,
tan claras y faltas de interpretaciones libres que las hacen realmente fáciles de entender,
sin apenas variaciones en la visión que cada uno quiera darle al
asunto; podemos ver todo esto como otra tontería más de esas mentes esotéricas
que aun viven en un mundo mágico donde las hadas practican reiki o podemos
mirar hacia delante pensando que hoy no solo es un nuevo día, sino el comienzo
de un nuevo mundo.
Un nuevo mundo, una nueva oportunidad, imaginemos por un
momento que ayer realmente acabo todo y miremos de aquí para adelante como si
fuese un nuevo comienzo, para hacer mejor las cosas, para no cometer los mismos
errores, para salir de ese conformismo que nos ha tenido atrapados tantos años,
para dar rienda libre a nuestra voluntad, a nuestra creatividad e imaginación,
para cambiar nuestro entorno inmediato y en consecuencia crear un efecto
mariposa con el que cambiar realmente el mundo.
Hoy, por primera vez quedan claras las opciones, creer o no
creer que es posible un cambio y que dicho cambio no vendrá de una nave nodriza
en los cielos, ni de un dios que hace oído sordos a nuestros llantos, sino de nosotros
mismos, de nuestra responsabilidad no
solo con los que vendrán tras nosotros, sino hacia nosotros mismos y el tiempo
que nos queda aun aquí ante la siempre inevitable ida hacia los cielos o hacia el
mero olvido.
Hoy, tú, puedes decir que vas a hacer hasta que se te agote
el tiempo, si seguir conformándote con ser un simple extra sin peso en la
trama, o ser el protagonista de un nuevo comienzo.
Decidas lo que decidas, no olvides nunca que ambos elecciones traen consigo una responsabilidad de la que
podrás esconderte, negar o incluso achacar a otros, pero de la que nunca podrás huir, ya que eres tú,
junto a mí y los demás, los que construiremos día a día, este nuevo mundo que podrá ser una continuación del que dejamos atras o algo realmente diferente.
Tú decides.
Para dar rienda libre a nuestra voluntad... Más bien yo tengo que comenzar a desarrollarla :/
ResponderEliminarPerdón, que olvidé felicitarte por el post. Muy acertado. Pienso lo mismo sobre este solsticio de invierno.
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ResponderEliminarYo lo intento constantemente y como siempre he dicho: El cambio empieza por uno mismo, por querer hacer las cosas bien y hacer un pequeño esfuerzo, por facilitar la vida de tu entorno, que no es tan difícil.
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